Están ahí. Llevan toda la noche esperándote. Lo único que han hecho es dejarse esconder bajo algunos copos de nieve. Saben que vas a llegar exactamente a donde están por lo que pacientes aguardan todo el tiempo que sea necesario. Ya llegas. Estás atento a cualquier signo de su presencia. Buscas pero tus retinas no aprecian el leve matiz que marca su presencia, una pequeña elevación del relieve, una pequeña zona más oscura que el resto de la nieve. Ya estas encima. Se preparan para ejecutar su trabajo, impecable, inevitable, rápido e inclemente. Dejan una cicatriz que se mantendrá probablemente toda la temporada. A veces llegan al alma.
Mis esquís han conocido días mejores que el de ayer bajando de Peñalara.
Miguel, deberías mejorar tu nivel de esquí, para evitar las piedras. Jejejej.
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